Buen conversador, amable, trabajador, generoso, soñador y vigía del patrimonio; no le gusta el protagonismo ni inmiscuirse en temas políticos, pero si le gustan los jeroglíficos y los aprovecha para que los niños y jóvenes que llegan a la Fundación Escuela de Música de Colombia (FUNDAESMUC), ubicada en la Localidad de Fontibón, comprendan y lean mejor el lenguaje musical. Así es, a groso modo, Augusto Ferney Clavijo Mantilla, un profesor de música que forma juventudes comprometidas con sus familias, sus amigos, su Localidad, su futuro y, por sobre todo, con ellos mismos.
En sus primero años se encerraba en el cuarto de música del Colegio San Pedro Claver y entre pianos y congas vivía la armonía que genera el sonido de cada melodía. Hoy junto a sus tres gatos y en medio de un patrimonio cultural la Capilla – Mausoleo- Madre de la Luz Divina, elaborada por el Maestro José Ignacio Castillo Cervantes, proyecta y vislumbra el centro cultural más importante que pueda tener Bogotá.
Un Proyecto en el que la música y el arte se me mezclen, para que la comunidad se integre, amplié sus conocimientos, se motive y disfrute del arte renacentista y la música colombiana. Es tal el compromiso con la gente que Augusto se ha metido al antiguo sector del Bronx a sacar, de ese lugar, a jóvenes con problemas de drogadicción, él los lleva a la Fundación y por medio de la música infunde al amor y la alegría por la vida.
En Colombia este tipo de proyectos requieren el apoyo institucional y, aunque en muchos casos es limitado, la fundación ha contado con la asesoría jurídica de la Alcaldía Local y ha sido invitada a tocar en varios eventos institucionales. Augusto agradece esta contribución y afirma “El apoyo institucional no siempre debe ser monetario, hay otro tipo de necesidades en las que pueden aportar y ser de gran ayuda”.
La Fundación cuenta con una galería itinerante elaborada por el Maestro José Aled Gutiérrez, en la Capilla Madre de la Luz Divina. No obstante, la obra se encuentra en un estado de vulnerabilidad, a raíz del deterioro de la infraestructura, donde funciona la Fundación. Por tal razón, busca la colaboración de la comunidad y las instituciones para restaurar, salvar y proyectar la capilla y el centro cultural.
Su mamá le decía: “el gusto debe alimentarse” a él le gustaba la música y por eso cada que podía Doña Emilia le regalaba trompetas y baquetas. Esto unido a las palabras de su maestro el Padre Alberto Reyes Fonseca que le decía “si quiere hacer algo, hágalo, pero hágalo bien” y eso es lo que Augusto hace cada día, hacer de un proyecto la forma y estilo de vida de muchos jóvenes y niños de la Localidad.